Guy y Melchor llegaron al atardecer a
las viejas piedras, restos de la antigua ermita. Todo estaba en calma, no se
sentía el viento, Guy le señalo a su hermano donde vio la sombra y Melchor con
mucha paciencia y atención analizó la zona, buscando entre la maleza que rodea
la base de la torre, cualquier rastro que le diera alguna pista sobre esa
enigmática sombra. No encontró pisadas ni trazas de que alguien hubiera estado
allí recientemente
La noche se echaba encima, Guy
apremió a Melchor para regresar al monasterio, tenía miedo y no hacía más que
mirar a su alrededor, hacia la torre… con mucha inquietud. Parecía que esa
sombra iba a regresar en cualquier momento.
En un instante se levantó el viento,
era aire frío en forma de torbellino, las ramas se empezaron a mecer con fuerza
y crujían las piedras. Al instante, todo se detuvo. Todo parecía muerto, como
un paréntesis en el tiempo. Esa terrible sensación de que algo o alguien estaba
allí, escondido en algún oscuro recoveco, observando…
- ¡Vamos hermano, hay que irse! – grito con
fuerza Guy, lleno de miedo.
-¡Espera Guy, he encontrado algo!.
-¡Da igual
vamos por DIOS!. Gritaba Guy.
-¡Mira Guy,¿qué es esto?
Continuara…
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