El hermano Gaspar enrollo el viejo pergamino, ensimismado con tan singular tarea.
-Interesante monje, ese tal Judas de Ávila… ¿No creéis hermano Gaspar?
-Si, ¡Es increíble¡-su mirada era perpleja.
- ¿Por qué es increíble?

- ¿No os dais cuenta hermano Septimus de la trascendencia de este legajo? –Septimus le miro esperando que continuará – lo de las ruinas de Judas, son algo más que una leyenda, hay una fuente histórica…
-- Entonces… --interrumpió Septimus Judas, existió y da fe que dibujo él mismo las cartas, menciona los ¨naibi¨ que es naipe en árabe…
- ¡El Tarot de Judas! … No es una leyenda. –Gaspar estaba emocionado.
--¿No habéis leído antes el manuscrito? Os veo sorprendidos…

--Lo descubrí este verano mientras limpiaba el ala Norte de la biblioteca. Debo colocar algunas cosas –Gaspar se impaciento.
-- Esta bien, os dejo. Debo visitar las ruinas y ver que encuentro entre sus piedras.
--¡Nooooo! No os acerquéis allí. Es un lugar maldito.
--¿Por qué? ¿Ha ocurrido algo?
-- Hermano Septimus –bajo la voz y cerró la puerta – Allí entre esas ruinas, hay presencias y aparecidos… hace siete años varios hermanos sintieron a alguien que no era de esté mundo, algo maléfico, algo aterrador… desde entonces ningún hermano ha vuelto por allí.
--¿Y qué me decís del Tarot de Judas?
--Tal vez se quemó aquella noche de fuegos satánicos. Hablad con el hermano Melchor, es, el que más sabe de tarots de toda la Abadía.