--¡Disculpa hermano Melchor! -grito Septimus en el
claustro de los reyes. El hermano Melchor se giró sobresaltado. –deseo hablar
contigo sobre ciertos temas…
--¿En qué os puedo ayudar?
--Me han dicho que eres el hermano que más sabe
del enigmático mundo del Tarot…
-- Así es. Soy un aficionado a él…--le clavó la
mirada con extrañeza --¿en qué os puedo ayudar? –repitió.
-- ¿Conoces el Tarot de Judas?.
-- ¿Comó? –Balbuceo Melchor.
-- Le conoces por lo que veo…
-- ¿Dónde lo ha visto? –susurro el tarotista.
-- Lo he visto en vuestro rostro…
-- ¡Ese tarot no existe! –sentencio Melchor. –es una
leyenda.
-- El hermano bibliotecario no lo cree así, es más,
has estado hace unos días buscando información entre los libros.
--Como sabes soy un estudioso del tarot… Os tengo
que dejar, tengo cosas que hacer…
-- Una última pregunta hermano Melchor –insistía Septimus,
el hermano tarotista se detuvo y se detuvo.
--¿Conoces las ruinas de San Judas? –Fray Melchor le susurró a Septimus.
-- Allí solo has espectros, es un lugar maldito,
ese Tarot no existe. –Se alejo por una de las puertas del claustro.
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