El viento era muy intenso, helado, calaba
hasta los huesos.
Melchor apartaba con las manos unas
ramas floreadas, que tapaban parte una puerta enrejada, estaba muy cerca de la
base del muro, estaba cerrada con llave, no se veía el interior, oscuro, olía a humedad y podredumbre, un olor
insoportable.
Melchor y Guy se quedaron asombrados, esa ermita estaba destruida por
el tiempo, era un montón de piedras, pero
la puerta enrejada era antigua pero estaba intacta, desafiando al
tiempo.
Las
sombras conquistaban el lugar poco a poco, la noche venía, y los monjes
decidieron volver al monasterio.
-
¿Sientes
eso hermano Melchor?
-
¿Qué?-
Miró con miedo a su alrededor el hermano Melchor.
-
Nos
esta mirando hermano.
-
¿Quién
Guy?, por Dios que me estas asustando.
-
¡¡¡¡Ya
esta aquí!!!. –gritó Guy mientras señalaba un lugar entre las ruinas.
Un instante, algo fugaz como un
reflejo, allí estaba la sombra del monje, Guy lo vio una vez más y una vez más
se asusto, al girar la cabeza Melchor, la sombra ya no estaba, se fue tan
rápido como apareció.
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